El término bullying, etimológicamente encuentra su origen en el vocablo en inglés bully que significa toro, intentando atribuir en la calidad de dicho animal la representación de fuerza y/o superioridad.
El diccionario de la Real Academia Española de la lengua no contiene actualmente una definición del anglicismo “bullying” pero, no supone otra cosa que acoso físico y/o psíquico. Un acto que daña deliberadamente a otra persona, de manera física o psicológica.
Sus modos son varios: acosar, molestar, excluir, denigrar, hostigar, humillar, agredir física o verbalmente a alguien, en forma constante.
Se pueden observar, generalmente, varios tipos de acoso:
- Físico: consiste en la agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También puede ser indirecto cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos.
- Verbal: es el más habitual. Las palabras tienen mucho poder y minan la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, motes, menosprecios, mensajes telefónicos ofensivos.
- Psicológico: se realiza mediante amenazas para provocar miedo.
- Social: consiste en la exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima.
- Sexual: consiste en cualquier conducta sexual no deseada, que puede incluir tocamientos, un lenguaje obsceno, bromas sexuales.
Actualmente existen soluciones extrajudiciales con la creación de programas de mediación en los centros escolares, y además, la creación de una asignatura específica para abordar la mediación. Finalmente decir que, muchas de las conductas leves que configuran el acoso escolar pueden tratarse en el ámbito de la convivencia en la familia, en el colegio... En este sentido se hace indispensable la creación de programas de mediación en todos los centros escolares, la necesidad de contar con equipos permanentes de mediación que sean capaces de detectar y solucionar toda la problemática que pueda originarse en el ámbito escolar.
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